la capital 1
Nuestra visita a la capital del reino comenzó un sábado recién desayunados.
Cogimos la autovía de Madrid, maravillosa por sus paisajes y su sinuoso recorrido, y después de comprobar la calidad del firme, y de reconocer que nos estábamos empezando a marear los cuatro, nos detuvimos en un Parador de carretera.
El Parador pretendía ser acogedor y rústico, pero lo que nos pareció fue sucio. En realidad no fue una parada de placer sino una parada obligada para comer un poco y hacer nuestras necesidades.
Tras la segunda parte del viaje, cantando y fotografiando los molinos de La Muela y los toros de Osborne, llegamos a nuestro destino. Pasábamos las avenidas llenos de emoción, reconociendo caras famosas, y saludando con la manita como las reinas, pero tras un momento de confusión, decidimos concentrarnos, pues no está bien cruzar la Castellana de seis carriles con el semáforo en color rojo.
Nos alojamos en un hotel que sí que tenía encanto, con teléfonos antiguos y relojes de pared, limpio, bien iluminado y con cabina de hidromasaje. Los dos chicos estaban encantados porque se acercaba la hora de comer, y no se fijaron mucho en los detalles. Las dos chicas estamos acostumbradas a otro tipo de lujos, pero nos resignamos porque al fin y al cabo para una noche tampoco vamos a ir con remilgos.
Una vez acomodados, nos lanzamos a la calle donde nos esperaban nuestros amigos, visitamos sus prósperos negocios, conocimos a otros amigos, representantes de la flor y nata madrileña, todos ellos con mucha personalidad y mucho estilo. No hará falta que comente que estábamos perfectamente adaptados al entorno. Estuvimos comiendo en el restaurante de un famoso presentador televisivo, el maitre nos conocía y tuvo continuas atenciones hacia nosotros. Más tarde pasamos la sobremesa en el loft de nuestros amigos y guías, acompañados por sus perros y la perrita de un conocido cantante techno, muy guapa la perra, por cierto. Tras el descanso, salimos a conocer Chueca y sus alrededores, terrazas, sol, Palacio Real, la Almudena...
Cogimos la autovía de Madrid, maravillosa por sus paisajes y su sinuoso recorrido, y después de comprobar la calidad del firme, y de reconocer que nos estábamos empezando a marear los cuatro, nos detuvimos en un Parador de carretera.
El Parador pretendía ser acogedor y rústico, pero lo que nos pareció fue sucio. En realidad no fue una parada de placer sino una parada obligada para comer un poco y hacer nuestras necesidades.
Tras la segunda parte del viaje, cantando y fotografiando los molinos de La Muela y los toros de Osborne, llegamos a nuestro destino. Pasábamos las avenidas llenos de emoción, reconociendo caras famosas, y saludando con la manita como las reinas, pero tras un momento de confusión, decidimos concentrarnos, pues no está bien cruzar la Castellana de seis carriles con el semáforo en color rojo.
Nos alojamos en un hotel que sí que tenía encanto, con teléfonos antiguos y relojes de pared, limpio, bien iluminado y con cabina de hidromasaje. Los dos chicos estaban encantados porque se acercaba la hora de comer, y no se fijaron mucho en los detalles. Las dos chicas estamos acostumbradas a otro tipo de lujos, pero nos resignamos porque al fin y al cabo para una noche tampoco vamos a ir con remilgos.
Una vez acomodados, nos lanzamos a la calle donde nos esperaban nuestros amigos, visitamos sus prósperos negocios, conocimos a otros amigos, representantes de la flor y nata madrileña, todos ellos con mucha personalidad y mucho estilo. No hará falta que comente que estábamos perfectamente adaptados al entorno. Estuvimos comiendo en el restaurante de un famoso presentador televisivo, el maitre nos conocía y tuvo continuas atenciones hacia nosotros. Más tarde pasamos la sobremesa en el loft de nuestros amigos y guías, acompañados por sus perros y la perrita de un conocido cantante techno, muy guapa la perra, por cierto. Tras el descanso, salimos a conocer Chueca y sus alrededores, terrazas, sol, Palacio Real, la Almudena...
1 comentario
MaryPuri -
lujos sin escatimar y sin mirar la carta antes de
entrar a un restaurante ...